ma puce fille

 Déjame besar tu rostro, rozar tu cuello,

tocar tus labios, lengua buscando lengua,
nariz con nariz, preguntas calladas
como secretos en el viento.

Mis manos recorren tu espalda,
descienden hasta la curva suave
de tus caderas, un sendero de seda
hasta donde el cuerpo guarda su calor oculto.

Mírame, amor, ojos en los ojos,
un reflejo que tiembla como agua.
Desliza tus dedos por mi cabello,
tira de él como raíces que buscan tierra,
besos en mis párpados, tu aliento
rozando mi oído como un eco.

Te conocí en la calle, cargabas un mundo
que no te correspondía. Ahora,
tu piel es un mapa, mi mano explora
desde tus costillas hasta tu vientre,
un camino de venas y musgo
hacia el valle brillante de tu deseo.

Ven, amor, deja que mi boca
se pierda en tus curvas,
una ola que busca la orilla.
Relájate, abre el alma,
como una flor bajo el sol de la mañana.

Tu cuerpo me llama como la tierra
al agua que la fecunda,
y yo respondo, lento, profundo,
como quien escribe un poema
en la piel de su amante.

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