El Niagara pero sin la bicicleta

Miguelangel Paris

“Porque es muy duro pasar el Niagara en bicicleta...” pero es más duro atender a un enfermo sin siquiera unas gazas y alcohol. La Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera, ubicada en Valencia, estado Carabobo, que de forma casi misteriosa representa casi todos los tópicos de los hospitales de Venezuela, tanto privados como públicos, es de esos hospitales que son solo usados como instrumento de campaña electoral y luego olvidado cual anciano en asilo. 

Mientras veía como la luz de algunos pacientes se les iba de sus ojos el poco brillo que aún poseían, las enfermeras solo les decían “Tranquilo Bobby, Tranquilo”, de tierna y una forma quizás burlesca, para posteriormente comentar entre ellas lo que iban a comer en la noche con su familia. Sin embargo, otras enfermeras al terminar de “calmar” a los pacientes, salían de las salas con su perfume y velo de muerte dejando la sala impregnada de toda la negligencia que pueda existir y de una forma muy demoniaca posar para una foto con etiquetas y mensajes vagamente profundos, que son todo, menos la forma de honrar su trabajo.


“¿Qué hago princesa?”  dicen los desfavorecidos con la arritmia en tempo de una canción de Niccolo Paganini. Para muy dulcemente recibir una repuesta “Lo siento, Atleta, lo siento…” pero sin la caricia. 


¿Será la presión o la Bilirrubina? Pues nunca lo sabremos porque después de danzar múltiples veces sobre los exámenes y la camilla, éste se quiebra.  

Hay personas en la sala que no mueren por una enfermedad sino por la negligente y poca atención de algunos profesionales que exclaman a diente ser los mejores por las redes sociales y están cansados de la prensa “amarillista”; y luego de una fúnebre e infernal semana solo piden “perdón” cuales niños han sido complacidos con su dulce favorito. 

Pero también es interesante y casi poético ver las imágenes de los políticos que han “aportado” al hospital destruidos, en ruinas y con mucho deterioro. Donde la directora desde lejos te dice “Hay que chequearte la presión, pero la sala está ocupada y, mi querido en este hospital no hay luz para un electrocardiograma”. Gentuza que al parecer prefieren inaugurar otros centros médicos, sin atender los que ya anteriormente se caen a pedazos. Sin contar claro, que solo se renuevan algunas cosas en tiempos de campaña. Aunque claro, eso es solo la punta del Iceberg, la cantidad de corrupción dentro del hospital solo sirve para denotar la mierda en la que estamos hundidos.

Y me ha tocado de forma triste ver como gente que entra por algo tan sencillo terminan muriendo por la poca empatía de algunos “médicos” 

Lo único que nos queda es inyectar por un catéter el amor como insulina.

Sin embargo, detrás del trágico accidente que puede ser caer en un hospital así, siguen existiendo gente buena que está dispuesta ayudar 

Y sí, es muy duro pasar el Niagara en bicicleta, pero peor, es caminar...




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