Amor por el romanticismo y el horror

  Aquellas nimiedades, como el olor de tu pelo, como el roce de mi mano con tus dedos, como la más frías de las parábolas y el más vano de los hermosos sueños que se convirtieron en pétalos llevados por el aire de febrero.   Hasta los detalles más frívolos como ver el día pasar, como estar sentado sin esperar nada más, como detallar cada día consecuente después de verte el día anterior despertar.   Las nimiedades son detalles tan incautos que se asoman en mi mente, como un niño burlón de la calle, cuya presencia no me debería molestar, las nimiedades son esos detalles que no vemos pasar. Tan pequeños, tan tímidos, tan quizás una forma más de dejar la vida pasar, las nimiedades son tan insignificantes y aun así significan tanto que no podemos vivir sin detallar   Una nimiedad es como ver una estrella fugaz, como perderse en las notas del piano de un poeta inspirado en su placar, un simple destello eterno que vemos después que su luz viajo millones de años ...

  En una calle llamada Soledad, me perdí tantas veces por los callejones diurnos de la gigantesca jungla de la ciudad. Con sueños que me guiaban por el mar de personas rotas y adoloridas que pedían limosnas en la calle de la paz. Me caí tantas veces perdiendo el sentido de mi vida en hoteles llenos de suciedad, con sabanas llenas de llantos, sexo y miseria, que guardaban el aroma de una historia que no parecía tener final, y cuyas historias eran borradas cuando la billetera no daba para más.   En una calle llamada Soledad, jugué tantas veces con el corazón esperanzado y con la esperanza de los demás. Allí en aquella cancha destruida llena de fantasmas que jamás volverán. Aquella cancha que parecía interminable y que se sentía con mucha más felicidad. Aquellos bancos rotos donde mis amores me veían jugar, estaban oxidados y encerraban las voces de un pasado que jamás volverá a pasar.   En una calle llamada Soledad, pagaba por amor y por placeres que nadie podía lle...