Poemas de amor
Susurre al viento; Eres lo
más perfecto. Mientras las olas tocaban mis pies y el sol me contaba un
secreto, no lo logre escapar de los
buenos recuerdos, y mientras caía la noche me embriaga con tus besos, esperando
ecos a lo lejos, sigo sentado en la orilla de un muelle viejo. Me encuentro como un bohemio, escribiéndote poemas de amor y hablando
del mar y de los cuentos del viento, no somos perfectos, somos humanos, y
nuestra imperfección será solo un recuerdo borroso de lo perfecto que fue
nuestro tiempo.
Susurre en un muelle lo
poco que te quiero y el sonido de las olas respondieron que miento, no miento,
porque poco te quiero, y desde hace tiempo deje de querer lo que una vez fui
queriendo, todos los días, todas las horas, todos los segundos fuiste
parte de mi pensamiento, es cierto, no te quiero, un te quiero limita
para decir todo lo que siento, no son las palabras, si no las acciones que
dicen y explican lo que siento, no pretendo quererte para siempre si no mucho
más tiempo, por ti enfrentaría a Aquiles y te narraría Otelo, por ti escaparía
de mi mundo y me montaría en mi corcel Rocinante junto a mi amigo viejo y
enfrentaríamos batallas contra los molinos de viento, por ti contaría cada
estrella que hay en el cielo, mediría la luna y los lunares de tu pecho, te
regalaría una rosa para que recordemos que es el tiempo que le dedicas y no la
cantidad que hay en el florero.
Susurre a mi ventana, en
una noche fugaz, donde llovían estrellas del cielo, mientras observaba a la luna
muriendo ahogada en el océano. Cuando despierto el gallo canta y las campanas
retumban a lo lejos, cada mañana, la almohada es testigo de mi pensamiento más
honesto, ella sabe que cada día espero verte de nuevo, espero tu mirar, tus
abrazos, las anécdotas que tengo almacenado desde el primer momento.
Susurre a una rosa que
cada día te extraño menos, que a pesar que la lluvia sea triste y me traiga
recuerdos, solo sé que la extraño menos. La rosa sabia claramente en lo que me encontraba en
aquel momento, así que la brisa paso y se fueron cayendo sus pétalos, pétalos
que se perderían como lágrimas en el tiempo, lagrimas que guardaban la tristeza
que sentía adentro, lagrimas que habían escuchado a mi alma llorar por no
esperar tu regreso.
Susurre a la luna mientras
terminaba este poema, le contaba sobre mis viajes y sobre todo lo que había
vivido y que a pesar de todo lo aprendido, ella es la rosa que quiero cuidar
hasta que el sol apague su brillo.
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